“Hoy he tenido un sueño. Andaba por un camino bordeado de árboles con hojas púrpuras, amarillas y marrones llegando a otro camino más angosto en el que lo único que me rodeaba eran ramas y troncos y hojas, miles de hojas de colores otoñales… seguí andando, conseguí llegar a un arroyo que me contó historias del bosque y me aconsejó sentarme cerca del gran roble carmesí, bajo sus ramas gigantes en el banco tallado que me esperaba. Iba vestida de novia, de romántica novia en blanco y supe que no era yo, era mi esperanza de serlo”.
