Todos, absolutamente todos, tenemos alguna paranoia. Pueden ser cosas pequeñas, como alterarnos cuando alguien golpetea de forma continua e ininterrumpidamente en la mesa. Puede que nos agobie hasta el extremo que alguien se lime las uñas, o que siempre tengamos la sensación de que nos escuchan, nos vigilan o nos controlan de alguna manera.
La Paranoia mantiene viva a la especie, recordadlo, si no fuera por estar siempre alerta y pendientes de los ruidos ambientales, no hubiéramos sobrevivido a un ataque de algún animal furioso o a cualquier desastre natural.
Algo en nuestro interior nos guía y nos salva de situaciones que desconocemos porque se sitúan a varios segundos o minutos por delante de nuestro tiempo y espacio; algo en nuestro interior nos dicta en un momento dado “ten cuidado, algo no va bien” y eso no es para nada malo.
Lo malo es vivir en “continua paranoia” eso es una enfermedad que tiene que regular y tratar un especialista.