Muchos de nosotros no tenemos en gran estima la #Navidad; otros están tan encantados o enfadados con ella que se lo plasman en la piel para tener presente tooodo el año, cualquiera de éstas emociones tan diferentes… Lo que me parece increÃble es que de un buen hombre que nació allá por el siglo IV en TurquÃa, de complexión delgada y bastante alto, se haya convertido por obra y gracia de las mentes de “comics” americanas, en un gordo con barba blanca dueño de un trineo con 9 renos que vive en el Polo Norte con su señora esposa y un número desconocido de duendes del tamaño de un niño de 4 años…. Sorprendente no??? …
La costumbre de hacer regalos en #Navidad surge de la historia un tanto “retocadilla” de Nicolas de Bari, un hombre joven y rico (hereda una fortuna cuando sus padres fallecen por la peste) y que además, tiene un corazón que no le cabe en el pecho, por lo que reparte todo su dinerillo entre los necesitados y se dedica al culto y el sacerdocio el resto de su vida… Buena persona, alto y delgado como ya os he dicho y más joven, sin duda, que su “alegórica representación actual”…
Se sabe que la costumbre que inició Nicolás en su tierra, seguÃa prácticandose hasta mucho después, tanto asà que inmigrantes holandeses se la llevan a cuestas hasta el Nuevo Mundo y termina extendiéndose a troche y moche… Pero para un norteamericano no era suficientemente buena la historia, por lo que en 1823 el escritor Clement Moore (por cierto, éste señor era inglés, vaya que no tuvieron sólo culpa los yankis) se saca un poema de la manga sobre Santa Claus en el que cuenta “Una visita de San Nicolás” en la que llegaba montado en un trineo con 9 magnÃficos renos y uno, el guÃa, con una bombilla en la nariz para ver en la oscuridad… Curioso porque si ya de por si nos cuesta pensar que una traÃlla de 9 renos, un trineo y un gordo subido encima puedan “surcar el cielo”, tiene guasa que el problema fuera si veÃan o no…
Por si ésto no fuera suficiente cambio en la idiosincrasia del pobre Papá Noel, llegan los creativos de la #CocaCola allá por el mil novecientos treinta y tantos… ¡y se ponen chulos cambiándole el color del traje! (en su orÃgen de anciano bonachón, el traje era verde por lo del acebo y los arbolitos navideños y eso…) para adaptarlo a sus intereses económicos empresariales y ¡¡ZAS, ya tenemos el Papá Noel que hoy por hoy es famoso y conocido en toooodo el Planeta!! …Â
Moraleja: Del ejemplo de un buen hombre proclamado Santo por su generosidad y su vida llena de obras extraordinarias, hemos terminado convirtiéndolo en un gordo con barba, vestido como un farolillo con un cinturón que sólo adorna su barrigota, unas botas horteras negras y con borreguito blanco en el borde, dueño de una manada de renos domesticados que además, saben volar y tiran de un trineo surcando los cielos a la velocidad de una partÃcula subatómica cósmica para llegar a todos los hogares de todos los niños (occidentales, eso sÃ) del mundo, y repartir unos regalos que se supone que hacen en el taller del Polo Norte, su “cuadrilla de duendes” hoy por hoy super-actualizados (por lo de los regalos técnicos: iphones, tablets, pcs, drones, realidad virtual, etc…)… Y ahora yo te pregunto ¿crees en Santa Claus?… 😀Â