Cuando hablamos de imaginación, ya sabemos que no tiene límites y ¿porqué iba a ser diferente en el Arte del Tatuaje?…
Cada cual se tatua lo que le viene en gana y algunas veces, lo que los “clientes piden” es algo más que un tatuaje al uso, piden ¡un plato de su comida o dulce favorito!
Y para eso están los profesionales, para darles el gusto y hacerles con su genio artístico lo mejor que pueda hacerse técnicamente, tanto que a algunos de éstos tatuajes dan ganas de pasarles el dedo para comprobar si están buenos… jeje…
En fin, un poquillo exagerado, es cierto, pero están genial hechos y aunque sea raro llevar una sartén con dos huevos fritos y beicon… sólo me queda desear a los afortunados ¡¡Qué aproveche!!